martes, 8 de junio de 2010

Hay mucha gente en esta ciudad. No hay ningún lugar donde no haya gente. En la calle, en la micro, en el metro, en las carreteras, en los malls, en los bancos, hasta en los baños ¡siempre hay gente!
Me gusta el cholerío, porque puedo mirar y entretenerme. Fijarme en que hacen, con quien andan, como visten y hasta como hablan. Así espío un poco y me hago un día loca de sus vidas. A veces le achunto, a veces no.
Tanta gente me entusiasma, me activa. Es como estar en una selva que aunque creas ser la única observando ese paraíso, estás rodeada de muchos seres que al igual que tu observan. Todos son diferentes, todos tienen su propia historia.
Algunos creen que porque hay mucha gente en tu vida estás muy bien acompañada. Muy feliz, nunca sola. No es tan así.
Porque aunque todos sean diferentes, estos se confunden. Como si entre todos nos mezcláramos y nos hiciéramos uno. Uno que finalmente se queda solo. Solo entre un montón.

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