miércoles, 2 de julio de 2008

Una loca Lemebel cicatrizada

De Perlas y Cicatrices, una crónica de Pedro Lemebel; el hombre que en medio de toda una sociedad machista, asumió su homosexualidad poniendo todo su pecho de orgullo sin cínicas negaciones baratas.

Teniendo tres autores más para elegir, me decidí por este, ya que en días anteriores, Lemebel me hizo reír a carcajadas con Cristal tu Corazón, una obra de teatro a la que asistí hace pocos días. Además, con sed de nuevas experiencias, me atreví con este, ya que antes no había sido lectora de ninguna de sus obras.

Con el libro ya en mis manos, me llamó la atención la portada; un hombre a torso desnudo con un collar que reemplaza las perlas por las Gilletes. Pensé que aquellas eran las causantes de las cicatrices que Pedro expone en el título, pero para qué adelantarme, si aún no comenzaba mi literaria aventura.

En un dos por tres, ya me había terminado el libro, fácil y rápido de leer. Y me gustó, aunque Pedro haga un recorrido por esos años oscuros del país, en el que la palabra clave era ‘’obedece’’, con una pizca de resentimiento, me gustó igual.

El libro es un retrato de todo lo chileno, quizás difícil de entender para otros que desconozcan el pasado de Chile, los personajes, o lugares de cuales se habla.

Lemebel narra cómo, en años miedosos, de órdenes, violencia, existía un manto que cubría todo esto, haciendo como si nada pasara, intentando tapar la huellas que en algunos fueron más que en otros.

Lemebel cuenta de la Bolocco, de Don Francis, de Palmenia Pizarro y su exiliación de los medios, de Camilo Escalo, el único del barrio que fue capaz de surgir y aún así, nada que se acuerda de su pobla.

Se ríe de lo fifí, de Lavín y su comuna, del cura Hasbún, de las pitucas golpeando las ollas, y de las kermeses y rifas que hacían para ayudar a Augusto.

Uno de los puntos polémicos que trata es sobre la tropa de exiliados que dejaron el país, pasando penurias y con un gran dolor en el corazoncito por alejarse de su patria querida, pero claro, después, con la democracia devuelta, volvieron con orgullo de conocer el mundo, con finos trajes, y formando parte ahora, de esos que lucen sus logros económicos, tal como lo criticaban antes del exilio.

Son ellos ahora las autoridades del país, los que tanto hicieron para luchar por la utopía social, ahora con el poder en sus manos, nada hacen para seguir aquellos ideales; seguramente en Europa se quedaron, lejos de la tierra por la que pelearon.

Sin duda, es un libro entretenido, Lemebel tuvo los ojos bien abiertos, guardando en su memoria cada detalle de esos tiempos, recordando a los que se atrevieron y a los que callaron.

Un imperdible, además si tiene usted más años que yo, seguramente reirá con mucha más emoción, identificado con las palabras de Pedro, quien además de recordar y emocionar, identifica con sus palabras triviales, haciendo una lectura mucho más cómoda y del pueblo.

Volviendo al tema anterior, de la portada del libro, descubrí que, las cicatrices son sus marcas, las cuales expone sin temor en toda la obra, y los perlas, los protagonistas, de los cuales escribe libremente, bueno o malo, fueron parte de su marcado recuerdo; esos perlas.