La tierra se movió y dejó a todos llorando. Algunos durmiendo, otros carreteando, todos lo sufrieron igual. Es que además de las interminables réplicas, difícil era poder continuar con lo que se hacía en el momento. Ya de día, se supo la verdadera gravedad del asunto, algo que a nadie dejaba indiferente. Casas derrumbadas, ciudades enteras en el suelo. El mar también participó y dejó en claro que con él no se juega.
"Perdimos todo" se escuchó muchas veces y aún se escucha, porque este ha sido el tema constante durante toda la semana, y lo será durante unos meses más. Sin duda.
En las noticias se escuchaba decir "saqueos" y uno entre que entendía y entre que no, se preguntaba ¿están saqueando? Claro, porque entre tanta desgracia, no cabe que haya gente mal intencionada. Porque robar leche para alimentar a la guagua se entiende, pero a ¿quien alimenta una secadora, un plasma, unas botellas de cerveza?
La gente entró en desesperación, se entiende, pero ¿y el sano juicio? Esto no es mas que bandalismo. Ahora que creen que se va a acabar el mundo, solo piensan en sí mismos. Que inconciente. Y por esto llegaron los militares a la calle. Después de tantos años, aunque muchos no lo querían, pero entre tanto caos e histeria colectiva, se hace necesario.
Después de todo, los militares son los únicos temidos en este país de "achorados".
Los periodistas marcaron la nota alta. Recién terminado el festival y ya estaban en el sur informando a todos sobre las reales consecuencias. Si no fuera por ellos nadie tendría la real imagen de nuestro actual país. Día y noche informando, con esas caras de cansancio, sueño y también de miedo, porque mientras ellos trabajan informando, las réplicas continúan, y sus familias en Santiago esperando que nada terrible vuelva a ocurrir.
Más que las casas derrumbadas, el edificio colapsado de Concepción, los abuelitos sentados al lado de lo que era su casa, los niños llorando y la lancha arrastrada al centro de una ciudad, el ícono de este terremoto es el hombre de la bandera chilena. Ese que mientras buscaba sus cosas entre escombros, encontró nuestra bella bandera y posó para el fotógrafo que marcó este acontecimiento. Empeñoso, después de la tragedia buscando algo que salvar y así muestra su entereza. Le pongo color, pero es que es muy notable, muy del chileno.
Inmediatamente un país se enteró se organizó. Jóvenes voluntarios motivando a que todos nos unamos por levantar Chile. El "Chile ayuda a Chile" se organizó y se hizo en tres días. Así poco a poco hemos ido superando el drama nacional. La ayuda va llegando y nadie está fuera de esto. Universidades, iglesias, scouts, bomberos, juntas de vecinos, todos recolectando alimentos, útiles de aseos y ropa.
Es que Chile unido es muy bonito.
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