Me gustan los chistes; a quién no, si la mayoría de las veces nos hacen reír hasta hacernos pipí.
Pero cuando me cuentan uno y es digno de masificarlo, lo cuento y sas ! ya se me olvidó. Lo peor es que cuando es el momento de demostrar mi gracia y contar algún chiste, no me acuerdo de ninguno. Y ahí queda la Catalina, fome porque no se sabe ninguno =(
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